Viajo en el tiempo.
Viajo
sentado a la sombra de este aligustre que no lo es en realidad. Alarga el Sol
las sombras a media tarde y vuelven a mi cabeza aquellos días de salsa china que
se han convertido en bilis.
Estoy viendo tu imagen desdibujada y ahora me
parece hasta deforme, con todas las deformidades del engaño.
Y, justo ahora,
pasas por mi lado y me rio en silencio. Porque el recuerdo se ha encenagado
tanto que hasta aquí sube el hedor del vómito.
No te odio, no. Ni siquiera
eso.
Manuel V. Segarra
jueves, 10 de mayo de 2012
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