lunes, 25 de octubre de 2010

El amigo Babas

Me pide Irene que escriba algo para su revista. Si he de ser sincero, no tenía mayor intención de hacerlo. Bastante tiene uno con lo que tiene. Pero mira tú que esta tarde, vaya cualquiera a saber por qué, me han entrado las ganas. De todos modos, tengo la casi absoluta certeza de que, después de leer esta cosa, Irene no va a pedirme más colaboraciones.
Decía que no sabía por qué me habían entrado las ganas, pero no es cierto del todo. Es que esta tarde me he encontrado con alguien cuya sola presencia me ha impulsado a teclear como un loco. No diré su nombre, pero sí que es un buen tipo, al menos a mí me lo parece y, aunque le conozco alguna travesura, pocas, no me ha dado motivos para pensar lo contrario.
Este hombre tiene pareja, parece ser que bastante estable, desde hace ya tiempo. Al menos yo siempre lo he visto con la misma mujer. Y también tiene una rémora que le toca aguantar en aras a la concordia sentimental a pesar de que molesta más que un grano en la goma de los calzoncillos.
La rémora en cuestión es, efectivamente, el “gran amigo” de su pareja. Porque el sujeto mencionado es sólo amigo, su gran amigo, a pesar de que mi conocido prefiere llamarlo “el amigo babas” o, más frecuentemente, “el tocapelotas este que ya me tiene hasta los cojones”.
Evidentemente, no es mi conocido el único que padece la presencia de tocapelotas grandes amigos su pareja. Es, en realidad, una especie que diría que se remonta a tiempo inmemorial. Y parece ser que no hay manera de que se extinga.
El amigo Babas suele estar ahí justo cuando ella lo necesita. Dispuesto a ir al cine a ver la peli de turno o dispuesto a ir a Zara o a donde haga falta. Tiene tiempo siempre de tomar café con ella, escucha y aconseja, pero sobre todo escucha. Y es muy comprensivo él.
En el caso concreto de mi conocido, la situación es tanto más molesta ya que él tiene un horario de trabajo infame, y gracias que tiene trabajo, mientras que el Babas dispone de todo el tiempo del mundo, el jodío.
Está perfectamente claro que sólo es un amigo. Pero también es cierto que, en una gran mayoría de casos, el gran amigo lo es porque no puede ser otra cosa. En teoría, el propio Babas lo sabe, pero ahí está a pico y pala, inasequible al desaliento, en su papel de “gran amigo” para ellas y de tocapelotas para ellos, esperando que llegue la oportunidad.
Ellas insisten en que sólo es un amigo, que las cosas están perfectamente claras. De hecho, se han dado casos en los que Babas ha tenido también una o varias relaciones sentimentales. Suelen ser varias consecutivas y, por lo general, empiezan a hacer agua a la semana de iniciarse. Es que Babas tiene tendencia a compararlas con su “amiga” y aquellas siempre salen perdiendo, claro.
En ocasiones, es Babas quien se encuentra anímicamente mal y llama a su gran amiga para que le escuche y aconseje. Y ella, mira que eso jode, casi siempre está dispuesta a hacerle un hueco y escuchar sus problemas que casi siempre suelen empezar por un “creo que voy a dejar a Fulanita”.
Entiéndase que “Fulanita” es la novia del momento de Babas. Probablemente, Fulanita (vamos a llamarla Mari, por ejemplo, porque eso de “Fulanita” suena fatal) sea una chica normal sin más problemas que haber dado con un tontolnabo que, pasado el primer momento, sólo piensa en su gran amiga.
Insisto en que sólo son amigos. También es verdad que el propio Babas es capaz de repetir eso mismo incluso bajo tortura. Pero insisto también en que sólo son amigos muy a su pesar. En realidad, teme admitir que está hasta las trancas por su amiga. Teme que, si se lo dice, ella sea capaz de alejarse. Ellas no son tontas y, como mínimo, lo sospechan. Pero prefieren que Babas se mantenga en su papel amistoso. Porque tener un amigo suele ser bastante cómodo. Otra cosa puede ser bastante incómoda además de un problema.
Al margen del “grano” que tiene mi amigo, he llegado a conocer a alguno de estos sujetos. Uno de ellos en concreto estuvo años ahí, aguantando marea y prestando apoyo a su amiga cada vez que podía. Tuvo, que yo recuerde, dos relaciones con sendas “Maris” y a la última llegó a decirle algo así. “No me pidas que elija entre mi amistad con ella o tú”. Evidentemente, Mari mandó al sujeto a hacer puñetas. En realidad lo mandó a tomar por donde amargan los pepinos. Se lo merecía.
Y ahí continuó el muchacho esperando que su amiga rompiese con su pareja una relación que resultaba bastante tormentosa en ocasiones. Y su amiga rompió, pero empezó a salir con un amigo de su gran amigo. Precisamente había sido este Babas quien los había presentado. Evidentemente, este Babas en concreto se sintió estafado, decepcionado y hasta engañado. Dijo que aquello no duraría y le reprochó a su amiga que le hubiese dejado tirado. Pero, vamos a ver, tontolnabo, ¿no erais sólo amigos?
Porque lo que no imaginan, o no quieren imaginar, es que, al menos en los casos que conozco, el “gran amigo” lo es para siempre. Da igual que la pareja rompa. Ella tendrá otra relación y Babas, muy a su pesar, se quedará pintando.
A veces, en un arranque de dignidad, el babas tocapelotas que me tiene hasta los cojones, se dará cuenta y se retirará. En mi humilde opinión, es lo mejor que puede hacerse, la verdad, aunque pocas veces ocurre.
Por cierto, he querido emplear el término “amigo Babas” por no usar ese otro que puede que sea más acertado. Me refiero al de “amigo Tampax”, que sirve para todo menos para follar.
Vamos a ver. No estoy diciendo que sea siempre así. Seguro que hay casos en los que la amistad es auténtica, sincera y sin más interés que esa misma amistad. Y lo cierto es que siento un total y absoluto respeto hacia esos casos.
Pero hay algo que me dice que son una minoría.

Manuel V. Segarra. Octubre 2010

3 comentarios:

  1. En su día...también fuiste un "AMIGO BABAS".
    ¿No lo recuerdas?

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  2. Vaya. Parece que algún Anónimo se ha picado.

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