
Avanza el día fuerte de calor. Calor fuerte y espeso que quema hasta las buenas intenciones.
¿Y qué más da? “Las buenas intenciones son la madre de las decepciones”, dicen. Y es verdad.
Hace este agosto calor fuerte y me acuerdo de todas las buenas intenciones convertidas en humo. Las mías, por supuesto. Las otras… ¡Bah! Importan ya lo mismo que ese humo que expulso con cada bocanada. Es que fumo mucho. Quizá por eso tantas buenas intenciones se han convertido en humo.
Avanza el día fuerte de calor y aprieto el puño con fuerza. En el interior guardo un tesoro.
Ayer fue jornada de decepción, pero hoy lo es de alegría. Recupero las intenciones, las buenas y las malas.