Eso cuando no se dedicaban a hacer
instructivas excursiones a Troya. Luego volvían de la excursión (que para
algunos duró veinte años) o de matarse unos a otros y se dedicaban a hacer
grieguitos nuevos con las respetables Penélopes que se habían quedado en casa
siendo absolutamente, ¡absolutamente! fieles a sus respectivos. (Si, si.
Seguramente). El caso es que volvían y, con la misma alegría con la que habían
estado matándose, los griegos trincaban a las respectivas y se ponían a
fabricar grieguitos que, andando el tiempo, seguirían matándose unos a otros
con idéntico entusiasmo que sus ancestros.
A las griegas, eso de hacer grieguitos
nuevos no les parecía mal, sobre todo en la fase inicial del proceso de
fabricación que suele ser la que da más gustito. Lo que no les gustaba tanto
era que, después de la siembra, los respectivos se marchasen de nuevo espada en
mano a practicar el deporte nacional.
Y, claro está, las griegas se deprimían
mucho, se desesperaban y bebían.
Algunas, por aquello del aburrimiento,
se dedicaban a hacer nuevas amistades, pero “solo de oídas”. Cosillas sin
importancia.
Entonces apareció Lisístrata que
también bebía, pero se deprimía menos. Y les dijo a las demás que podían seguir
bebiendo, pero que se deprimiesen menos. Y luego llamó a otras para que
viniesen. Y cuando estuvieron todas reunidas, Lisístrata dijo que ya estaba
bien de tonterías. “A ver qué se han creído estos”, “hasta dónde vamos a
llegar”, “esto con Agamenón no pasaba” y “se van a enterar estos”.
En resumen, si los hombres, espada y
tararí, ellas, candado y tururú.
Por supuesto que todas estuvieron de
acuerdo y, para celebrarlo, a beber.
Conclusión, pollo desplumao.
Si no han entendido nada, vengan a ver
LISÍSTRATA (el original es de Aristófanes, que conste, y la adaptación de un
servidor). Y si lo han entendido, vengan también. Seguro que pasan un buen
rato.
Centro Polivalente de Carrús, en Elche,
el día 23 de noviembre.
Manuel
V. Segarra.
Grupo
Porc Senglar. Elche.
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