sábado, 9 de enero de 2010

Hoplomacos

Mediada la mañana, los directivos de CALOR & Co salen a almorzar sus consumiciones racionadas de Glucosan para continuar funcionando a pleno rendimiento. Se meten por todas partes, por parejas o por tríos, nunca un número mayor, y recitan educadamente su número a las empleadas de la expendeduría nº 8 que se mueven ágiles entre ellos con sus cartulinas electrónicas y sus bandejas atornilladas.
Todos los empleados toman Glucosán. Todos son diabéticos. Algunos aún no, pero lo serán más o menos pronto.

Todos son diabéticos, visten calzones de pitillo y se afeitan la cabeza con motivos sacados de la última colección de Gras Lematín. Aseguran que es la moda y que les gusta, pero algunos dicen que les pagan muy bien. Hablan entre ellos de cifras de producción, de la última colección de Gras Lematín y del frío que no va a hacer porque ellos se encargan de evitarlo.
Hace viento, eso es algo que CALOR & Co no puede evitar, y se mueven las palas de los generadores flotantes de altura instalados por la Asociación. Cuando hace viento, los directivos de CALOR & Co se enfadan y patean el suelo nerviosos. El murmullo crece y alguno hasta se permite hacer un gesto de rabia. Piensan que la Asociación no juega limpio por usar el viento.
CALOR & Co intentó evitarlo y lanzó una oferta estatal para comprar los días de viento, pero no resultó. La Asociación adujo razones bíblicas para evitarlo y, tras varios meses de pleito, con el estudio pormenorizado de la Biblia Posterior, la Corporación falló que no se podía comprar los días de viento aleatoriamente. Sólo si CALOR & Co lograba que siempre soplase viento los mismos días del año podría comprarlos.
Gras Lematín odiaba el viento porque traía excrementos ácidos de paloma flotando que siempre parecían posarse en los cuadros de su última colección expuesta en el Espacio Redondo. Las mujeres podían abrir sus paraguas para evitar que las deposiciones les corroyesen los muslos, pero los hombres no tenían paraguas y, si se quedaban quietos, como es obligado en las obras de Gras Lematín, los excrementos de paloma les hacían grandes boquetes en la piel que tardaban días en cerrarse; los mismos días que había que cerrar la exposición.
Gras Lematín odiaba el viento lo mismo que los directivos de CALOR & Co.
A veces, cuando las palomas han emigrado a Belmonte, el viento no trae sus excrementos y Gras Lematín suspira de alivio. Pero no los directivos de CALOR & Co.
Por la plaza entra el cortejo de la Asociación. En la Iglesia Católica Posterior va a casarse la hija de uno de los Asociados. Han decidido aprovechar este día de viento sin excrementos para celebrar la boda.
Los directivos de CALOR & Co quieren mostrar su disgusto, pero no se atreven a salir fuera de la expendeduría nº 8 por miedo al viento. Están disgustados y fruncen los labios con desprecio mientras consumen Glucosán y, por una vez, desean que las palomas regresen de Belmonte y llenen el aire de excrementos ácidos.
Sopla el viento fuerte. Las mujeres de la Asociación se sujetan el velo y los hombres tratan de encajarse los sombreros para no perder las pelucas blancas. Avanzan lentos por la plaza, cerca del Espacio Redondo, y las creaciones de Gras Lematín se rasgan las vestiduras a los compases de su creador, hacen muecas de burla o de hastío y muestran sus genitales a la novia.
El padre Asociado de la novia enarbola un ejemplar de la Biblia Posterior ante la mirada horrorizada de Gras Lematín que comienza a llorar y es coreado al instante por los hombres y mujeres de los cuadros. El padre Asociado siente deseos de estrellar el ejemplar en el rostro del artista, pero sus creencias le obligan a sentir lástima a pesar de que se ha estropeado la boda. Sólo hay una cosa en el mundo que pueda reventar de ese modo una boda Asociada: la visión de los genitales de un cuadro.
Los directivos de CALOR & Co miran la escena sonriendo. La Asociación no puede celebrar la boda y la Iglesia Católica Posterior se queda vacía. Los Asociados salen del templo con sus manuales de injurias recién impresos y forman un coro ante los cuadros de Gras Lematín que no cesa de llorar y ruega.
Nunca se había llegado a tales extremos un día de viento.

Gras Lematín acaba de anunciar que va a crear de nuevo y los directivos de CALOR & Co salen al Espacio Redondo para contemplar el genio del maestro creador. Algunos se desmayan porque no han tomado sus consumiciones de Glucosán y tienen falta de azúcar.
Una nueva colección de cuadros vivos está a punto de nacer.
Los bucinatores a sueldo del artista recorren la plaza instando a observar y admirar.
Gras Lematín sube al estrado y anuncia un cambio radical en su obra. La agresión de los Asociados le ha dado una nueva visión de la vida. Nunca antes ha llorado tanto y se siente humillado por las sonrisas abiertas del coro de injurias. Va a vengarse como sólo un creador sabe hacerlo.
Los directivos de CALOR & Co se frotan las manos. Gras Lematín destruirá la Asociación con su arte vengador y ellos podrán usar los días de viento para aumentar sus cifras de producción.
La plaza se llena de espectadores hasta el borde del Espacio Redondo. Varios espías de la Asociación se mueven entre el público ofreciendo botellas de Termatón, tubos de Tritermas y pastillas de Térmix que la gente consume con avidez.
Hay viento sin excrementos y no hace frío.
Gras Lematín baja del estrado y descubre a la hija Asociada de la boda frustrada aún vestida con su traje de novia. El artista creador sonríe y se le ponen los ojos brillantes mientras se despoja de sus calzas color frambuesa y de sus zapatos con borlas, propios de los artistas creadores desde el inicio del Segundo Año Artístico.
Todos contienen la respiración mientras Gras Lematín es sodomizado ante la novia asociada que chilla angustiada y recita trémula versículos de la Biblia Posterior.
Los directivos de CALOR & Co aplauden a rabiar y el público comenta que es la creación más vanguardista y, a la vez, la mayor venganza que el artista ha podido urdir contra la Asociación.
Y todos se marchan de la plaza.
En el Espacio Redondo queda la obra expuesta con un ejemplar de la Biblia Posterior y con la novia Asociada mirando el miembro engordecido de Gras Lematín.
Es arte.

Los Asociados piden el apoyo de la Corporación. El insulto es tan grave que no puede quedar impune. El artista creador ha cometido tal infamia que sólo un castigo ejemplar puede limpiar el nombre de la Asociación que ha quedado al borde del desastre financiero.
El padre Asociado de la novia Asociada ha vendido todas sus acciones y algunas han caído en manos de los directivos de CALOR & Co que se relamen de gusto. Abatido, ingresa en los Contempladores y se pasa las horas contemplando inexpresivo las evoluciones de su hija Asociada que se ha cortado el pelo rubio y gime a gritos ante el miembro de Gras Lematín.
La Corporación se niega a intervenir. Es un asunto entre la Asociación y Gras Lematín y no se sienten capaces de prevenir al genio creador. La creación viva del genio creador les ha sobrepasado y algunos hablan del inicio de una nueva era.
Los Asociados mueven la cabeza.
Incluso se han desmontado varios generadores flotantes de altura. Es el desastre. CALOR & Co parece estar ganando a pesar de no haber tenido parte en el acto de Gras Lematín aunque algunos Asociados comienzan a levantar el rumor de una conspiración.
La Asociación está a punto de derrumbarse. Uno de los Asociados quiere casar a su hija antes de que regresen las palomas de Belmonte y no puede permitir que se repita la agresión. Se ajusta la peluca blanca y propone una solución de urgencia. Si Gras Lematín apoya a CALOR & Co, los Asociados crearán su propio artista creador.
Aparece Hoplomacos.

Vuelven las palomas y es agosto pero la Corporación no lo admite y decreta que vuelva a ser mayo. Puede que este año sea más largo aunque eso nadie lo sabe.
La Asociación acaba de anunciar que tiene su propio artista creador. En CALOR & Co se disparan las alarmas y todos temen las acciones de Hoplomacos. Dicen que es guapo, lleva el pelo largo y que se pasea con descaro por el borde del Espacio Redondo. Aún no lo ha atravesado, pero se atreve a llamar a la novia Asociada que deja de mirar un momento a Gras Lematín y deja de gemir. Es un comienzo.
Los directivos de CALOR & Co consumen con desesperación sus raciones programadas de Glucosán, pero siguen cayendo desmayados. Hoplomacos es el genio creador de la Asociación y a veces tiene los ojos azules
La campana suena dos veces seguidas, pero los directivos de CALOR & Co no saben qué hacer. Algunos se tiran de los tirantes con agobiada expresión de agobio sin atreverse a salir a pesar de la hora. Hablan entre ellos y dicen que alguien tendría que hacer algo para impedir que Hoplomacos se pasee impune frente al Espacio Redondo.
Gras Lematín finge no ver nada, pero no puede evitar un estremecimiento cuando Hoplomacos anuncia que va a crear. De nuevo la novia Asociada vuelve la mirada hacia el ejemplar de la Biblia Posterior.
Y Hoplomacos se enfunda una túnica malva y compone una creación con él mismo. Canta y mueve los brazos y hasta alguno de los cuadros vivos de Gras Lematín gira la cabeza para mirar la nueva creación artística.
Aterrador.


Manuel V. Segarra. Abril 08.

No hay comentarios:

Publicar un comentario